martes, 1 de octubre de 2019

Un profesor nunca se cansa!!


Me ha llegado por distintos medios y desde muy diversas fuentes la
carta del ex profesor Leonardo Haberkorn, periodista y escritor
uruguayo.

Esa carta fue escrita en el año 2015, lo cual quiere decir que ya
lleva cuatro años circulando.

En ella, Haberkorn expresa su indignación por la falta de compromiso e
interés de los estudiantes que, como andan distraídos en las redes
sociales, no tienen idea de la actualidad mundial.

Después de citar otras ausencias, en la que también faltan, por
ejemplo, las obras de Vargas Llosa, dicta la sentencia que supongo ha
conmovido a todos aquellos que siguen replicando su misiva: “me
cansé... me rindo”.

Esta es, evidentemente, una generación compleja. Lo que dicen quienes
la han estudiado, es que suele ser inconstante, dispersa y
superficial.

Pero las mismas investigaciones encuentran que son contestatarios y
muy sociales, se mueven en círculos cerrados y tienen una preocupación
constante por el medio ambiente.

Resulta claro que nacieron en un mundo diferente al nuestro y tienen
otra manera de asumirlo. La pregunta es si nosotros comprendemos sus
códigos o tenemos la pretensión infinita de volverlos al nuestro.

Nos aqueja que no lean y, por tanto, que escriban muy poco, pero yo no
estaría tan seguro de eso. Basta revisar las horas que le dedican cada
día a la lectura de textos en redes sociales y los kilómetros de
palabras que al final de cada día escriben.

Lo que sucede, tal vez, es que no leen lo que nosotros queremos.

Ahí existe otro problema, porque el texto, a mi juicio, no ha
evolucionado. No al menos desde la perspectiva de esas nuevas
audiencias.

Aunque en mi contra levantarán argumentos sobre los clásicos
necesarios, me pregunto por qué tenemos que seguir intentando entender
al pato Donald de Matellard para apropiarnos de las teorías de
comunicación. O si no hay nada que enseñe mejor las técnicas de
investigación y de narración de suspensos que A sangre Fría, de Truman
Capote.

No, señores. No. Un buen profesor no se cansa. Mucho menos se rinde.
Lo que tenemos a diario es el inmenso desafío de enamorar y seducir.

Es fácil para todos encontrarnos con estudiantes concentrados,
atentos, aconductados, con una gran propensión a la lectura. Esos
estudiantes, para que nos pongamos de acuerdo, solo existe en la
ilusión con la que llegamos cada comienzo de semestre o de año
lectivo.

Al momento nos damos cuenta de la realidad, de una realidad fascinante
que nos declara vivos.

La esencia del buen profesor está ahí, en ese reto constante de volver
posibilidades aquello que consideramos adversidad de clase. ¿Por qué,
en vez de tirar la toalla frente a la supuesta dispersión tecnológica,
no volvemos esos aparatos un atributo de la docencia?

Es que el buen profesor también en un sujeto ingenioso y creativo. El
que no lo es se decepciona y tira la toalla.

@AlbertoMtinezM

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